Falsos mitos de conducir con frío

Falsos mitos de conducir con frío

Cuando el buen tiempo no acompaña, las necesidades siguen siendo las mismas. Tenemos que ir a trabajar, a comprar y a despejarnos con familia y amigos, por lo que tenemos que seguir transportándonos de casa al trabajo, al super, a la discoteca… Sin embargo, muchos conductores ven resentidas sus ganas de agarrar el volante y conducir hacia su destino. Desde VAL, Rent A Car queremos ayudaros a superar este miedo escénico con algunos trucos y consejos que te vendrán de maravilla. Comenzamos.

Falsos mitos de conducir con frío

  • Cuantas más luces de noche mejor: Esto no es así. Los coches tienen una gran variedad de luces para adaptarse a todas las necesidades que puedan surgir, pero esto no significa que haya que ponerlas siempre todas. Es un grave error, cada luz sirve para algo, y tenemos que encender las que necesitemos en ese momento.
  • Bajar una cuesta en punto muerto te ayuda a ahorrar combustible: Falso. El motor sigue arrancando y funcionando, por lo que sigue consumiendo. Además, el detalle de la retención de motor es importante. En punto muerto no retiene nada el coche, por lo que tendremos que usar los frenos y gastarlos más.
  • En curvas no se puede frenar: Hoy en día los coches traen unos sistemas de seguridad que están totalmente preparados para transmitir la frenada teniendo en cuenta la direccionalidad del vehículo.

Consejos para conducir en invierno

Con hielo en la carretera: Iniciar la marcha usando la segunda velocidad y acelerando muy suavemente. Recomendamos el uso de marchas largas y cambiar estas de manera muy suave. No hay que ir rápido ni realizar maniobras bruscas, y a ser posible, sin usar el freno. En estas condicionas para aminorar velocidad es mejor usar el freno de motor, levantando el pie del acelerador y reduciendo marchas. Si se da el caso de una pérdida de control, debemos girar las ruedas del volante al lado donde nuestro coche derrape, y por supuesto, no pisar el pedal del freno.

Con nieve en la carretera: Si la nieve tiene una capa de grosor importante, es mejor usar rodaduras de otros vehículos. Por otro lado, si la nieve no es tan gruesa y llevamos cadenas, mejor conducir sobre nieve virgen. Con cadenas, evitar las marcas de los otros vehículos, y si perdemos el control, hacer exactamente lo mismo que haríamos con hielo.

Con niebla: La visibilidad es el principal problema cuando hay niebla, pero no debemos olvidarnos de la adherencia. En estos casos, tanto ver a los demás coches como que ellos nos vean a nosotros es muy importante. Recomendamos tener el interior del coche bien ventilado para evitar que los cristales se empañen y dificulten nuestra visión. Tener siempre activado las luces de cruce y las luces antiniebla. Si llegado el momento la niebla nos impide ver, estacionamos nuestro vehículo y esperamos a que haya mayor visibilidad.

Con viento: El fuerte viento representa uno de los elementos más peligrosos que se pueden enfrentar al volante, sobre todo cuando sopla racheado o ráfagas, que nos puede desplazar el vehículo contra nuestra voluntad. Lo mejor que podemos hacer es reducir la velocidad, sujetar con fuerza el volante y aumentar considerablemente las distancias de seguridad con los demás vehículos, tanto frontal como lateralmente. Si vamos a realizar maniobras relevantes, tenemos que contar que la fuerza del motor sea capaz de superar la fuerza del viento y corregir adecuadamente.

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